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Domingo7

DETRÁS DEL ROSTRO

DETRÁS DEL ROSTRO

Karla Castañeda y Luis Téllez

Vocación de contar vivencias a través del cine

HUGO ÁVILA GÓMEZ

Todo empezó en una plática de Zacatecas a Guadalajara. “Imagino una mano tomando un corazón”, confió Karla. Luis ayudó con preguntas para activar la imaginación: ¿Y qué más? ¿Qué hace la mano? ¿De dónde saca el corazón? ¿Qué hace un corazón en una mano? ¿De quién es la mano? ¿De quién es el corazón? Con este diálogo nació Jacinta, cortometraje hecho en el Teul y que empieza a recorrer el mundo entero.

La actriz Ana Ofelia Murguía les dijo a Luis y a Karla, el día que aceptó hacer la voz de Jacinta: “Hago novelas por dinero; cine, por pasión”. Esta frase resume las limitaciones y la grandeza del cine mexicano. Quien se dedica a esta actividad sabe que más que un negocio, el cine es una vocación. Puede más el gusto por decir y expresar cosas personales, que el afán de ganar dinero. La producción de películas es una actividad que recibe muy poco impulso por parte del estado mexicano. Palabras de Karla: “Trabajas más por el gusto, que por el dinero. Además no les pagas lo que se merecen a quienes colaboran en la película”.

Karla y Luis forman un joven matrimonio que se dedica al cine. Ellos dos solos se encargan de levantar todos sus proyectos. Y no ha sido fácil. Sus empeños son en contra de la corriente, pero empiezan a ser recompensados y reconocidos. En el XXIII Festival Internacional de Cine en Guadalajara, su cortometraje Jacinta, recibió el premio Mayahuel, como el mejor cortometraje iberoamericano de animación. Misma distinción que les dio la Academia Jalisciense de Cine.

Luis tiene 12 de años metido en los cortos de monos animados. Ha participado en la realización de películas como Hasta los Huesos, El Héroe, Síndrome de línea blanca, De Raíz. Además ha hecho animación para comerciales de televisión.

Jacinta es el primer corto de Luis y Karla. Él, como productor, y ella, como directora. Dos años enteros, desde 2006 hasta 2008, dedicados exclusivamente a realizar esta película.

Karla comenta que se dedica al cortometraje de animación porque le gusta mucho el cine y le encanta dibujar. La animación permite juntar estas dos aficiones. Para hacer Jacinta pensó una historia, hizo los dibujos; y ella y Luis convirtieron los dibujos en monos, prepararon el escenario y luego les dieron vida con movimiento, luces, fotografía, video, música y voces. “No me imagino dirigiendo actores; estos monos no hablan, con ellos es más fácil tratar. El cortometraje de animación es un medio más íntimo”.

Esto que se dice fácil, es muy complicado. Requiere de muchas horas diarias de trabajo concentrado y creativo. Hacer Jacinta les llevó cerca de dos años, enteros. Mucho tiempo para que al final resultara una historia en cine de apenas nueve minutos. Quizás por eso algunas personas les dicen que mejor se pongan a trabajar, que pongan los pies en la tierra, que no es negocio, que es mucha pérdida de tiempo, que sean prácticos, que por qué mejor no se consiguen un empleo estable y seguro.

Y ellos responden haciendo cine. Poniendo empeño en una actividad donde es muy difícil conseguir apoyo económico y que requiere de mucha dedicación. Pero a gusto, porque pueden expresar lo que quieren, con toda libertad. El cine de animación les permite hacer historias fantásticas, unir los monos y la literatura, encontrar lo fantástico en lo cotidiano, lo maravilloso en lo común. Y no podía ser menos, Karla admira la escritura de Gabriel García Márquez (Cien años de Soledad), Jorge Amado (Gabriela Clavo y Canela, Doña Flor y sus dos maridos y Tocaia grande) y Ernesto Sábato (El túnel, Antes del fin). Luis tiene entre sus escritores favoritos a Burroughs, Bukowsky, Paz, Borges, Bataille. El realismo mágico de la literatura los ha llevado a crear, a encontrar la magia escondida en los pliegues de la vida real.

Para Karla y Luis hacer cine es muy emocionante porque les da el privilegio de integrar los dibujos con las ideas. En el cine de animación se puede dar vida a una historia contada a través de dibujos convertidos en monos. Y aquí caben muchas cosas que se quieren decir.

Karla y Luis hablan con la emoción del deber cumplido. “Nos vamos a morir algún día, pero Jacinta se va a quedar para siempre”. El arte es una forma de trascender, de hacer que el espíritu siga vivito y coleando cuando ya ni rastro haya del cuerpo.

A ellos les ha causado satisfacción la respuesta de la gente que ha visto la película; personas tanto de México como de otros países. Les han dicho que Jacinta es un poema, que les gustaron los personajes, que despertó vivencias y emociones, que les ha hecho pensar en cosas de la vida. La película le encantó a la productora de Ciudad de Dios. Y ya tienen invitaciones para exhibirla en Francia, Colombia, Brasil, Guatemala, Alemania. “Es padre que a la gente les hagas sentir algo con tu trabajo”, es una de las conclusiones a las que ha llegado Karla.

Los realizadores de Jacinta explican que también es muy emocionante cuando se está “vistiendo” el video. Después de año y medio de trabajar con dibujos, monos, maquetas y otros materiales, se vuelve normal el silencio de las primeras etapas de la película, donde todo es mudo. Por eso escuchar los primeros sonidos resulta una sorpresa, un choque luminoso. Es admirable ver como se empiezan a combinar las imágenes en movimiento con la música y las voces.

Hay una anécdota que llena de alegría a Karla y a Luis: necesitaban encontrar una voz para el personaje de Jacinta y pensaron en la reconocida actriz Ana Ofelia Murguía. Ella actualmente está trabajando en una telenovela de TV Azteca, y allá la fueron a ver. Le platicaron de la película y le mostraron el video. Inmediatamente les dijo que sí. “Pero no tenemos mucho dinero para pagarle”, se disculparon los creadores de Jacinta. Y la respuesta llegó contundente, humana, generosa: “Hago novelas por dinero; cine, por pasión”. Al día siguiente estaban grabando en los estudios de cine.

Para el gusto de varias personas, este corto tiene personajes raros. ¿Cómo que los ojos a un lado de la cabeza? Pues sí, así se los imaginaron Karla y Luis, lo mismo que se imaginan un montón de cosas increíbles. Cada quien tiene un diario personal, pero en lugar de ponerle palabras, lo hacen con dibujos creativos, bien hechos y originales. El arte es un medio de expresión de sentimientos y pensamientos; el arte es una creación humana para dar cauce a los laberintos de la vida interior del ser humano y un medio de reflejar el mundo exterior. Y por eso hicieron la película, por el puro gusto de hacer lo que más disfrutan en la vida y para expresar su particular modo de contar experiencias. No trataron de complacer a nadie. Y su obra fue bien recibida.

Karla se emociona también al relatar el pequeño milagro que ha sucedido con Jacinta: “Es mi primer corto; participo por primera vez en un Festival y mi primer premio que recibo”. Afortunada y merecida primera vez. El talento y el tesón de dos años fueron reconocidos de buenas a primeras. Sin duda, algo de suerte; pero sobre todo, ingenio, trabajo y constancia.

En Guadalajara hubiera sido imposible hacer Jacinta. Se vinieron al Teul porque es la tierra del papá de Karla, David Castañeda (y por tanto, también el Teul es tierra de ella) y porque aquí hay paz, tranquilidad, alejamiento de muchas distracciones y seguridad. ¡Qué esperanzas que pudieran salir de su estudio a las dos la mañana en la ciudad de México! Aquí en el Teul estuvo seguro todo el equipo de realización de la película. Y diariamente se daban el descanso de pasear una hora en bicicleta, para relajar tensiones, para oxigenar el organismo, para que circulara la sangre y para gozar la vista del pueblo y sus alrededores.

Además, en algunas personas del pueblo encontraron inspiración para hacer los personajes. Por ejemplo, el fotógrafo les dijo que el cabello de Jacinta no parecía real, más bien eran unos pelos puestos con pegamento y por eso había que peinarla de otra manera. Y probaron varios cambios, sin que ninguno diera resultado. Hasta un día en que Karla salió a la tienda, vio a una señora con su peinado bien arreglado y de ahí salió la idea para acomodarle el cabello a Jacinta como finalmente quedó, al gusto de todo el equipo de producción.

El XXIII Festival Internacional de Cine en Guadalajara fue el primero de los festivales que va a visitar Jacinta. También se va a Morelia, Oaxaca. Acapulco, Monterrey. Más los que se acumulen.

La escasez de apoyos, lo raquítico de los presupuestos, la incomprensión de algunos allegados y lo limitado de las oportunidades, no son impedimentos para Karla y Luis. El cine es una razón para vivir y ellos se entregan con entusiasmo a su vocación, la vocación de contar vivencias a través del cine.

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