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Película hecha en el Teul gana primer premio en el XXIII Festival Internacional de Cine de Guadalajara

Película hecha en el Teul gana primer premio en el XXIII Festival Internacional de Cine de Guadalajara

Jacinta, dirigida por Karla Castañeda, mejor corto iberoamericano.

 

HUGO ÁVILA GÓMEZ

 

Jacinta, cortometraje de Karla Castañeda, realizado en el Teul de González Ortega, obtuvo el 14 de marzo de este año, el premio al mejor cortometraje iberoamericano de animación, dentro del XXIII Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Jacinta es una película de nueve minutos de duración que trata sobre la vejez, la soledad, el sentido de la vida, la trascendencia del ser humano y la aceptación de la muerte. Al mismo tiempo, la Academia Jalisciense de Cine reconoció a Jacinta, también, como el mejor cortometraje iberoamericano de animación.

En 2006 Karla Castañeda participa en un concurso nacional y recibe una beca del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE). La beca consistía en 850 mil pesos para realizar en un año un cortometraje de animación. En todo el gobierno de Vicente Fox no se apoyó a proyectos de este tipo y por eso había cierta incertidumbre en los actuales directivos de IMCINE. “Es un experimento, de ti depende que se vuelva a dar la beca”, le dijeron a Karla.

La directora de la película aceptó el reto y junto con su esposo, Luis Téllez (productor de Jacinta), tomaron la decisión de venirse al Teul para trabajar a sus anchas, sin interrupciones, con toda la libertad posible, sin teléfono celular y sin las complicaciones de la vida urbana. Rentaron un local en la calle Mariano Escobedo y lo adaptaron como estudio de cine. Un espacio suyo, donde durante año y medio realizaron largas jornadas de trabajo, desde muy temprano, hasta la noche.

Dedicaron siete meses a lo que se llama preproducción, que consiste en hacer los monos, arreglar los escenarios y, en fin, preparar todo lo que se ocupó para crear los personajes y las maquetas que fueron los materiales de la película. Trabajo minucioso, creativo, laborioso, porque se trata de hacer en miniatura, a escala, personajes y atmósferas con toda la apariencia de lo real: puertas, ventanas, cama, sillas, veliz, tejidos, piso, paredes, corredor, ajedrez, radio, etc.

Después, invirtieron seis meses en la animación de la película, lo que consiste en darle vida a los personajes y a los objetos creados. Esto se logra a través del movimiento de los objetos de acuerdo al guión y a los bocetos originales y fotografiar cada paso, cada segundo de desplazamiento de los monos y objetos, hasta completar una secuencia de cerca de doce mil imágenes.

La última parte de la grabación de la película se llama postroducción, que consiste en filmar (en estudios profesionales de la ciudad de México) todo el trabajo de animación, incluir los sonidos y adaptarle la música original de la película, hecha por otro teulense, Gilberto Cervantes.

De esta manera quedó terminada Jacinta, un cortometraje que dura nueve minutos, pero que ocupó cerca de dos años de trabajo para que estuviera listo. Una obra que combinó dibujos, ideas, monos, objetos, fotografía, luz, animación, video, sonidos, música. Pero también estuvo hecha de otros elementos que no se ven: talento, paciencia, constancia, creatividad, pasión, ingenio y gusto por cultivar una vocación, la vocación de contar vivencias a través del cine. La unión de todos estos ingredientes dio por resultado la película que pronto, apenas en su debut, fue reconocida como el mejor corto iberoamericano en el XXIII Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

Compitió contra otros dos cortos de animación mexicanos y nueve más, de distintos países de América Latina y España. El premio consiste en la estatuilla Mayahuel y tres mil dólares para que el IMCINE los invierta en distribución de la película, con lo que se asegura que Jacinta pueda ser vista en distintos festivales de cine nacionales y extranjeros. Por lo pronto, ya está asegurado que participará en los festivales de Acapulco, Oaxaca, Morelia y Monterrey.

Jacinta es una película hecha en memoria y como recuerdo de doña Santos Arellano, fallecida en diciembre de 2006, abuela de la directora de la película, Karla Castañeda. El tema musical es de Elis Páprika; la voz de Jacinta fue interpretada por la actriz Ana Ofelia Murguía.

 

 

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