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Domingo7

Aurelio Lamas Luna dejó una deuda de cerca de dos millones y medio de pesos que ahoga a la actual administración

 

  •  En el ayuntamiento teulense hay desencuentro, tensión, carencia de liderazgo y falta de voluntad para llegar a acuerdos.
  •  ¡Qué lástima que apenas se vaya a reformar la ley para que pague de su bolsa el responsable de cada desfalco!, comentó el actual presidente municipal, Enrique Larios

 

LA REDACCIÓN

 

El anterior presidente municipal, Aurelio Lamas Luna, dejó una deuda por cerca de dos millones y medio de pesos, y ningún centavo para hacerle frente a los compromisos que heredó. Por este motivo, el actual ayuntamiento se vio obligado a pedir a la tesorería del estado una anticipación de los fondos del año siguiente. Esto se discutió y se decidió en la reunión de cabildo del día jueves 15 de noviembre de este año. Una reunión larga, cansada, tensa, seis horas de confrontación provocada porque el presidente municipal no tiene estrategia de conducción: ataca, golpea a la oposición y cuando ésta se defiende, el presidente evita la pelea y se arrincona. En lugar de platicar y lograr acuerdos, prefiere aplanar con el voto de la mayoría de miembros del ayuntamiento, la mayoría perredista, silenciosos, pero atentos para levantar el dedo cuando se requiere.

En esta misma reunión, el presidente municipal no estuvo de acuerdo en que los miembros del ayuntamiento y los funcionarios públicos de primer nivel se bajaran el sueldo un 50% para enfrentar mejor las cargas adquiridas por el anterior gobierno. Asimismo, el ayuntamiento perredista no quiso discutir la solicitud de revocar el nombramiento del tesorero municipal, Benjamín Tovar Carrillo (es cuñado de una regidora y eso está prohibido por la ley), y lo mantuvieron en su puesto, por débil mayoría de cinco votos.

La secretaria de gobierno del ayuntamiento tuvo que sacar la cara por todo el gobierno perredista: 6 regidores, el síndico y el presidente municipal que, callados, con la cabeza baja, escuchaban pasivos las opiniones, las propuestas y las críticas de los cuatro regidores de oposición, sobre todo del profesor Luis Humberto Cortés Rivas, que no dejó pasar oportunidad para hacer ver los errores del actual gobierno y proponer medidas para solucionar los problemas. Eso sí, a la hora de votar, todo el ayuntamiento amarillo levantaba la mano en el mismo sentido que su jefe, el presidente municipal. Como en los viejos tiempos donde mandaba la cabeza y el resto del cuerpo obedecía ciegamente, sin criterio propio y sin opinión personal. Pierden la discusión, pero ganan la votación, por ser más, no por pensar mejor.

El presidente municipal se veía nervioso, con la cara descompuesta por la molestia que no podía ocultar, golpeaba nerviosamente la mesa con las yemas de los dedos, agachaba la vista. Su enfado era evidente, se tomaba la barbilla, observaba el techo, desviaba la mirada cada vez que tomaban la palabra los regidores de oposición. No disimulaba su incomodidad. Quizás se preguntaba: ¿Así de difícil van a estar estos tres años? ¿Por qué mis asesores me recomiendan pelearme con la oposición y no me dicen como defenderme? ¿No habrá alguna manera de llevar la fiesta en paz?

El tema principal de la reunión fue dado a conocer por Enrique Larios, presidente municipal. Informó que la situación económica del municipio es crítica. No hay dinero para trabajar y existen compromisos que no cumplió el anterior alcalde, Aurelio Lamas. Se deben 458 mil pesos a Jorge Elías Haro; 438 mil pesos a Nicolás Ibarra; 180 mil pesos a Claudia Rojas. Ellos tres ganaron demandas laborales a la anterior administración que manejó mal los despidos, y ahora, se tiene que pagar con recursos del municipio, es decir, con dinero del pueblo. Además, hay que dar la aportación municipal para construir el auditorio de Huitzila, 250 mil pesos; otros 250 mil pesos para el arreglo de la capilla de Los Álamos y 250 mil pesos más para la cárcel preventiva. 45 mil pesos por concepto de cuotas al Seguro Social. Esto obliga a pedir por adelantado una parte de las participaciones del próximo año. El presidente propuso solicitar a la secretaría de finanzas de gobierno del estado un anticipo de un millón 700 mil pesos, del Fondo 4. Y pidió el apoyo de todos los regidores. La propuesta fue aceptada por unanimidad. Lo que no aceptaron los perredistas fue exigir cuentas al autor de la ruina: Aurelio Lamas.

Jorge Ruiz, dueño del restaurante que está a la salida a Guadalajara, pidió a la regidora Claudia Rojas que fuera consciente y que aceptara negociar para que no cobrara todo lo que está reclamando al municipio. La regidora le contestó que dónde estaban los que ahora piden conciencia, cuando Aurelio Lamas la humilló, la corrió y no le pagó la última quincena; preguntó que dónde estaban los que se quedaron callados cuando Aurelio Lamas hacía barbaridad y media, despidiendo gente de manera arbitraria, endeudando al municipio y gobernando sin respeto a los que votaron por él. Nadie respondió nada. La oposición seguía ganando los debates.

Los problemas continuaron cuando se tocó el punto de discutir si procedía o no revocar el nombramiento de Benjamín Tovar Carrillo, tesorero municipal y cuñado de la regidora María Elena Ramírez González (. Este asunto fue propuesto para su análisis en la junta del ayuntamiento del día 11 de octubre pasado, pero el presidente pidió un mes para analizar la situación. Y ahora, la postura de la presidencia municipal fue que los regidores de oposición no demostraron el parentesco de la regidora con el tesorero; cuando eso es una verdad que todo mundo lo sabe en este pueblo. Una salida leguleya, que en el medio jurídico se le llama “chicana”: una evasiva sólo para ganar tiempo, pero sin solucionar el problema. De nada valieron los alegatos de la oposición. No presentaron papeles y se acabó. El asunto fue votado y apenas hubo mayoría de cinco votos de parte del PRD. Se desecha el tema. Ni siquiera se le da entrada para comentarlo. Eso molestó mucho a los regidores que no son del PRD y de ahí en adelante la reunión fue todavía más ríspida y tirante.

En la reunión del 11 de octubre también quedó pendiente discutir si la secretaria de gobierno, Teresa Carrillo González, podía al mismo tiempo, estar en el ayuntamiento y seguir litigando, porque, en opinión de los abogados Darío Martínez, Dora Elia Gómez y Guadalupe Salas, eso se presta al tráfico de influencias y a ser juez y parte en algunos asuntos. Sin embargo, en otra escapatoria para evitar la discusión, la secretaria de gobierno informó que no procedía tratar ese tema; debieron acudir, en primera instancia, al contralor municipal para que éste presentara un informe al ayuntamiento. Por lo tanto, se desechó el tema a discutir. La mayoría perredista aplastó cualquier intento de razonar y dar mejores argumentos. Más adelante, la secretaria de gobierno presentó su renuncia por motivos personales. Le fue aceptada. En su lugar fue nombrado por mayoría de votos perredistas, Cipriano Castañeda Gómez, secretario ejecutivo del consejo municipal del IEEZ en la reciente elección. El pleito se pudo haber evitado si la renuncia hubiera sido al principio. Se pudieron ahorrar corajes y discusiones amargas. Pero no, ganó el orgullo y el antojo de hacer saber quien tiene el poder.

Para entonces, el regidor del PRI, Luis Humberto Cortés Rivas, ya hablaba con fuerza, dando opiniones que disgustaban porque venían de alguien que pensaba diferente a la mayoría. Con disgusto lo dejaban opinar, pero le ganaban las votaciones.

Así se fueron dos, tres, cuatro horas, cinco y seis horas. Desde las tres de la tarde hasta las nueve de la noche. Diálogo de sordos. Quien tiene mayoría se empeñó en imponer decisiones y la oposición se defendía como gato boca arriba, defendiendo sus puntos de vista.

El regidor del Partido del Trabajo, Víctor Manuel Llamas Doñate, propuso que para demostrar amor por el municipio y voluntad de resolver los apuros financieros, todos los miembros del ayuntamiento y todos los funcionarios de primer nivel se bajaran el sueldo. La propuesta fue respaldada por los regidores Luis Humberto Cortés Rivas, Claudia Rojas, José Manuel Arellano y por el síndico municipal, Martín Uribe Curiel. Luis Humberto Cortés sugirió que el descuento fuera del 50%. Le respondieron la secretaria de gobierno y el presidente municipal. Dijeron que el trabajo es mucho, que no se pude dar un sueldo que no sea digno, que la gente debe estar motivada con el sueldo, que se está trabajando con ganas, que había que hacer propuestas serias y no populares (sic). Para parar la discusión, el presidente (cansado y enfadado de aquella reunión, que más que reunión de ciudadanos que tienen una función pública, parecía más bien un ring de box o de lucha libre) propuso que se dejara pendiente el asunto para tratarse en próxima reunión de cabildo.

La última molestia del presidente municipal fue cuando Sergio de Santiago Guillén, Hugo Aldemar Carrillo Tovar y Hugo Ávila Gómez solicitaron por escrito que la presidencia municipal deje de utilizar el nombre de “El Teulense” para el órgano de difusión oficial, debido a que ese nombre ha sido utilizado desde hace 40 años para otro periódico, creado en la ciudad de México por teulenses radicados allá y continuado en la cabecera municipal. El presidente no dio oportunidad a que los regidores pudieran hacer comentarios. Simplemente, alterado y descompuesto, atinó a decir “ya no se va a publicar con ese nombre; es más, ya no voy a publicar nada”.

Así terminó una reunión bronca y pesada. Nadie ganó. ¿Quiénes perdieron? Quizás todos. El municipio entero.

Alguien comentó a la salida: ¿Qué el presidente no se da cuenta que su función es unir, no dividir?

En la sala de cabildos quedó un ambiente como de palenque, de arena de box o de lucha libre. La batalla había terminado. Se respiraba estrés, insatisfacción, amargura, coraje, decepción. Esto es lo que está produciendo la actual administración. ¿A quién conviene esto? Quizás a los asesores del presidente municipal. Sólo a ellos les interesa tener al alcalde aislado y al servicio de un pequeño grupo.

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