Reunión del ayuntamiento en Hacienda de Guadalupe
LA REDACCIÓN
En enero y febrero las juntas del ayuntamiento fueron privadas. Puertas cerradas para la ciudadanía y para Domingo 7. En total, tres reuniones ordinarias (una suspendida) y una extraordinaria. Después alguien aconsejó sensatez, y el sentido común y la razón se impusieron. Así que la reunión del mes de marzo fue pública, en Hacienda de Guadalupe, el viernes 28 de marzo.
El ayuntamiento se acomodó en el centro del auditorio. Formación en T. En la cabecera se sentó el presidente municipal, Enrique Larios. Y los regidores, el secretario de gobierno y el síndico alrededor del cuerpo de la mesa.
Al inicio de la sesión se tomó un acuerdo por mayoría, que luego nadie respetó: se eligió al secretario de gobierno como moderador del debate. Algo indebido, porque esa es facultad exclusiva del presidente municipal. Se decidió que en cada asunto los regidores podrían intervenir hasta en dos ocasiones, como máximo, y sólo durante cinco minutos. Sin duda, un intento de cerrar la boca a los regidores de oposición, que son los que opinan y participan con más lucimiento.
De la población local asistieron muy pocas personas. 6 de Hacienda de Guadalupe, 4 de Huitzila y 4 de Milpillas. Se sentaron junto a la pared del salón, lejos de las autoridades municipales, donde no podían escuchar lo que ahí se resolvía. Después de dos horas, a las seis de la tarde, sólo permanecían una o dos personas. Las demás se fueron a la calle, cansadas de observar y de ignorar lo que discutían los miembros del ayuntamiento. Aunque había micrófonos, hasta muy tarde se puso en funcionamiento el equipo de sonido.
Fue una reunión larga, como todas. Comenzó a las 4 y cuarto de la tarde y terminó cerca de las once de la noche. Se repitió el guión de las otras reuniones: los regidores de oposición atentos, debatiendo, ofreciendo argumentos, datos, propuestas. Por su parte, los regidores que integran la mayoría del ayuntamiento, más bien pasivos, respaldando sin sentido crítico las posturas del presidente municipal, hablando poco y con desgana.
Pero sí hubo una novedad. El presidente municipal no se confrontó con la oposición. Trató de mantener una actitud conciliadora, sobrellevando la sesión, sin alterarse. En las ocasiones que se trataron asuntos controvertidos, prefirió no dar importancia a lo que le cuestionaban y eludió contestar las preguntas.
Uno de esos momentos fue cuando le preguntaron que qué pasó con el acuerdo del ayuntamiento para pedir al gobierno del estado participaciones por adelantado, con el fin de pagar cerca de un millón doscientos mil pesos a tres extrabajadores que ganaron juicios laborales a la presidencia municipal. ¿En qué se gastó ese dinero? El presidente municipal sólo se limitó a responder: “No hay respuesta”. Evitó que la reunión subiera de tono, pero también evitó el diálogo. Algo propio de los gobiernos autoritarios.
Algunos puntos que se resolvieron: se autorizó la venta de vehículos viejos y en mal estado, propiedad de la presidencia municipal; fue nombrado presidente del consejo municipal de turismo, el contador Eliseo González Rivas. Se aprobó que el presidente firmara un convenio con la Junta Estatal de Caminos para construir tres kilómetros de la carretera El Conejo-Huitzila. Se autorizó destinar 150 mil pesos para el programa de cultura, debido a que el gobierno del Estado destinaría otra cantidad similar. Se autorizó pagar una indemnización al policía fallecido en cumplimiento de su trabajo. Por unanimidad, se rechazaron dos solicitudes de particulares para vender bebidas alcohólicas.
A las nueve de la noche se abrió la sesión para que la población pudiera plantear algunos asuntos al ayuntamiento. Dos personas de Milpillas, con apoyo del regidor, José Manuel Arellano Enríquez, se quejaron de que el gobierno anterior pidió cooperación a la gente de la comunidad, empezó el drenaje, pero todo lo hizo con desorden. Dijeron que sólo se hizo un escarbadero, que las zanjas no tienen declive; ninguna calle tiene el drenaje completo. No hay sitios de registro. En otras partes la tubería está a flor de tierra y con largos tramos desconectados, para continuar 400 o 500 metros más adelante. También dijeron que el presidente del comité de la obra del drenaje nunca les ha rendido un informe. Y que, para colmo, vinieron del gobierno del Estado, para construir una planta de tratamiento de aguas negras. ¿Cómo van a tratar las aguas negras, si están regadas por la calle y los arroyos? Total, un caos.
El presidente municipal se comprometió a dar un informe sobre el dinero gastado en esa obra, incluida la aportación de la comunidad. Y se acordó que con apoyo del SIAPAZ, junto con las personas de Milpillas, se va a hacer un estudio del estado de la obra y de toda la documentación sobre el asunto.
A propuesta de Ricardo Lamas, de Huitzila, y con el visto bueno de las personas presentes de Milpillas y Hacienda de Guadalupe (entre los que estaban los respectivos delegados municipales), el ayuntamiento acordó que se hiciera un libramiento en Milpillas, para facilitar el paso hacia Huitzila y Hacienda de Guadalupe.
La regidora Ramona Vera propuso que en lugar de hacer actas de 10 hojas de extensión, mejor se haga un resumen de lo tratado en cada junta del ayuntamiento, porque se pierde mucho tiempo en revisar actas muy extensas.
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