Ramiro era un buen amigo
Ramiro Robles Velásquez
(1939-2007)
María Refugio Caloca Velásquez
Escribo este breve apunte como pequeño homenaje a un teulense que amó a la tierra donde nació y en la cual descansa, pues se nos concedió llevar sus restos cumpliendo con su más ferviente deseo. Nació en el Teul de González Ortega y murió en la ciudad de México el 12 de septiembre de este año. Sus restos descansan en el panteón municipal de la tierra que lo vio nacer y crecer.
Era muy joven cuando llegó a la ciudad de México con el anhelo de superación de realizarse como ser humano. Con él llegaron sus hermanos menores que en la orfandad estaban desprotegidos. Con el tiempo y con mucho tesón, la ciudad de México les dio las oportunidades que en su pueblo no habían encontrado, logrando todos ellos formar su propia familia como una hermosa realidad.
No tardó mucho tiempo en ingresar a uno de los bancos de más prestigio en esta ciudad, BANAMEX, ya que Javier Chávez, que trabajaba ahí, lo recomendó. Ahí Ramiro demostró disciplina y responsabilidad en el departamento de archivo de esta institución durante 27 años. Alos 25 años de trabajar en el banco fue objeto de espléndido homenaje con misa de acción de gracias, banquete, viaje para él y todos sus compañeros que también fueron festejados.
Dos años después de su aniversario estuvo muy delicado de salud, pues se le declaró la diabetes y por orden de su doctor lo prejubilaron. Con un buen control se recuperó y vivía una vida normal y se pude decir que de buena calidad. Su carácter era amable, le gustaba cantar y sabía hacerlo. Le gustaba escuchar música popular y pasos dobles, ya que era aficionado de hueso colorado a la fiesta brava. No se perdía ninguna buena corrida.
Amaba a su tierra, el Teul. Grabó el sonido de las campanas, conservaba un montón de recuerdos de su tierra: posters, programas de fiestas, fotografías, propaganda política, música grabada. En cada reunión familiar o de amigos, Ramiro sacaba a relucir sus tesoros, cachitos del Teul que compartía para alimentar la nostalgia y el cariño por el terruño. Sin duda, era un apasionado del pueblo donde nació.
Por esa misma razón no se perdía también las fiestas de su querido pueblo, el Día del Hijo Ausente y Las Fiestas Patrias. Es por eso que resultó grandioso el haber podido lograr que fuera llevado el día indicado a su querida tierra, el mero 15 de septiembre, para ya no alejarse nunca jamás.
Un voto de cariño para el hermano que nunca dejó de visitarnos, que esperamos que desde allá arriba nos siga teniendo el mismo afecto. Nosotros siempre lo recordaremos.
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