EL BUHO CANTA. En seguridad pública: prevenir para no lamentar
J. Guadalupe Salas González
Es de todos conocido que el día 28 del mes de diciembre del año pasado (2007), a la entrada de Jerez de García Salinas, Zacatecas, se suscitó un enfrentamiento entre miembros de seguridad pública del estado, con sicarios, del que resultaron muertos siete miembros de la policía ministerial que estaban destacamentados en este distrito ministerial que originó que, por unos días, no se tuviera el servicio de dichos servidores en este lugar en cuestión, que afortunadamente eso ya se corrigió. De esos hechos vaya nuestra comprensión y condolencia para todos los dolientes de los mismos.
Sin embargo, respecto a ellos aunados a otros anteriores suscitados entre los límites de Zacatecas con el vecino estado hidrocálido, por Luis Moya y Loreto, otros por Sombrerete, unos más por Fresnillo, otros por el mismo cañón de Tlaltenango, incluso, algunos por el propio Jerez, echan por tierra múltiples y reiteradas declaraciones de funcionarios gubernamentales, sobre todo del señor secretario general de gobierno Gerardo Romo Fonseca y del señor procurador general de justicia del estado Carlos Pinto Núñez, vertidas en el sentido de que en zacatecas no existe delincuencia organizada; que somos un estado seguro; que los hechos anteriores a los sucedidos el 28 de diciembre eran hechos aislados, etcétera, etcétera.
Estas declaraciones por otro lado, demuestran una de dos cosas, a saber: que los servicios de inteligencia del estado, han fallado rotundamente al no darse a la tarea de investigar la presencia, ahora indiscutible de delincuentes organizados en nuestro entorno y desde luego, mantener informados a sus superiores de la mencionada presencia para que estos, a su vez tomaran las medidas preventivas pertinentes para evitar resultados como los antes apuntados, o bien, que los aludidos funcionarios gubernamentales, tratan de ocultar esa presencia manteniendo a la ciudadanía desinformada y desorientada al respecto de lo que en realidad está sucediendo en el estado, esto, si es que lo saben.
En torno a lo antes dicho, la ciudadanía ya tiene opinión al respecto y aseguran que por parte de las altas esferas gubernamentales, existe negligencia (apatía) para atacar el problema, o complicidad con la delincuencia organizada apoderada ya de nuestro estado, ambas cosas, graves, pero recuerde que cuando el río suena, agua lleva y que la “vox populli” es la voz de Dios.
Después de los acontecimientos antes mencionados, se han conocido declaraciones públicas del señor procurador quién afirma que el traslado de secuestradores que se realizaba correspondía a las autoridades federales por haber absorbido el caso la procuraduría general de la república (en este sentido no olvidemos que las autoridades estatales, corresponde por obligación, coadyuvar con las federales para casos como el apuntado cuando así se solicite, desde luego, tomando los cuidados y prevenciones necesarios). Se ha dicho también que después de los multicitados acontecimientos, se han presentado renuncias de policías ministeriales, pero se dice que eso es normal por el temor y psicosis que generan acontecimientos de esas dimensiones. Ah pero también se ha dicho, que existen más solicitudes de ingreso a la aludida corporación que las bajas que se presentan.
Estas declaraciones, no traen aparejada solución a tales cuestiones, se dan por salir del paso, por tratar de buscar una disculpa que mejor se deberá decir se convierte en culpa. Ahí es dónde los señores diputados del congreso del estado, deben tomar cartas en el asunto y pedir cuentas a todo el equipo de seguridad pública del estado, ojalá lo hagan y como representantes populares, propongan soluciones viables.
No debemos pasar por alto, que cuando las autoridades decidan de una vez por todas, atacar la delincuencia organizada existente en el estado, se corre el gran riesgo de que se pierdan en esa lucha más vidas de miembros de seguridad pública, ya sea estatales, federales e incluso municipales, esto, al atacar de raíz el problema como se impone debe ser.
Por ello, al hacer dicho ataque, deberán tomarse las providencias, precauciones o cuidados pertinentes y tratar de evitar derramamientos de sangre. Ahí entran de nuevo en juego, los servicios de inteligencia que deben operar a su máxima capacidad y sobre todo, con inteligencia, pues si estos fallan, CUIDADO con los resultados que pueden darse que bien podrían ser graves, desastrosos y terribles, por eso vaya un llamado para que se trate de evitar a toda costa esos posibles resultados.
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